ME DECLARO FALSO POETA EN NY

(O el Nueva York donde la poesía sangra en las aceras)

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Ocho años durmiendo un sueño denso, como un verso crudo silenciado en la garganta de la noche. Pero hoy, desenterramos a Pablo Miller, un espíritu bohemio que transgredió la poesía convencional, un alma libre que rehuía las etiquetas fáciles, incluso esa comparación con Bukowski que la crítica intentó colgarle. "Me Declaro Falso Poeta en NY" es una inmersión visceral en un Manhattan que exhala el duende de Lorca, un laberinto de luces y sombras donde la poesía se desangra en cada esquina.

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Junto a un editor resignado y un amor llamado Celine que se deshilacha como un viejo poema, Pablo fue ese poeta maldito de nuestro tiempo, mostrándonos la ciudad en sus entrañas más oscuras y sus cielos más desolados. Vudú de callejón, magia negra susurrada, médiums que arañan la verdad, tarotistas desvelando destinos inciertos, encuentros fugaces con la frontera de la vida, la sanación esquiva de la psicomagia, la crudeza del asfalto, el sexo como un grito y el erotismo como un lenguaje cifrado… todo ello conforma el tejido de este relato que desafía las normas.

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Su blog, un torrente de versos sin pulir y reflexiones ácidas, fue ese hilo precario que lo unió a una fama fugaz y esquiva. Y la banda sonora de Gussy "El Gringo" añadió una vibración sonora a la desolación de sus palabras.

Tres humildes ejemplares vieron la luz entonces: uno para la huidiza Celine, otro para el esquivo Pablo y un tercero para mí, que quizás debí escuchar aquel consejo del poeta manchego sobre irme a trabajar a Mercadona de reponedor. Pero lo "gluten free" nunca terminó de convencerme. Así que aquí estamos, ocho años después, ofreciendo una segunda oportunidad a esta obra… quizás no maestra, pero sí un intento honesto de cartografiar un territorio inexplorado. Acompáñenme en este viaje a un Nueva York donde la poesía duele y la declaración de falsedad puede ser la más auténtica de las verdades.