[A través de los niños se cura el alma...]
- DAVID KÖEMMAN
- 5 ene
- 2 Min. de lectura

"A través de los niños se cura el alma..»
«A un niño se le puede contar todo; siempre me ha sorprendido la idea de lo mal que los adultos conocen a los niños, incluso los padres y las madres a sus propios hijos. No hay que ocultar nada a los niños bajo el pretexto de que son pequeños y de que aún es pronto para que sepan. ¡Qué idea tan triste y tan infeliz! Y cómo notan los niños que sus padres les consideran demasiado pequeños e incapaces de comprender nada, cuando en realidad lo comprenden todo. Los adultos no saben que un niño, hasta en los asuntos más difíciles, puede dar un consejo tremendamente importante. ¡Dios mío! ¡Cuando ese pajarito tan lindo les mira confiado y feliz, da vergüenza engañarle! Por eso les llamo pajaritos, porque no hay nada mejor en el mundo que un pajarito. [...] A través de los niños se cura el alma.»
Fiódor Dostoievski | *El idiota*. Primera parte. VI
Domingo, noche de Reyes. Por primera vez en muchos años siento una pena en mi atmósfera. Sí, tristeza de que se acabe esta época de buenas intenciones y de tener algo que celebrar. Me entretengo viendo TikToks que hablan de nuevas pandemias en China, la masa de frío polar que nos llegará en dos semanas —incluso a Murcia— y riéndome junto a mis pequeños con algún que otro vídeo "chorra" que me comparten.
Ayer compartí desde Berlín una sesión y charla sobre budismo con Do Tulku Rinponché y reflexionamos sobre cómo ampliar la generosidad y la bondad. A medida que desarrollaba esta conversación con mi maestro, el Venerable Lama Nawang Wangjor, me di cuenta de que soy un ser generoso y que, de la generosidad a la bondad, ya quedan muy pocos metros por recorrer. Os aseguro que mis palabras pueden albergar toneladas de ignorancia, pero muy poca vanidad o egocentrismo.
Al terminar la reunión y cerrar Zoom, entendí que tenemos la obligación y el derecho de descubrirnos —o arrancarnos— de esas capas y abrigos que nos colocan —o hacemos nuestros— y que nos hacen creer que no somos empáticos, o que incluso nos llevan a dudar de si nuestros actos son los de una buena persona o más bien lo contrario.
Estas Navidades me han traído grandes alegrías, pero sobre todo momentos de agradecimiento: instantes y actos cargados de un significado emocional y espiritual. Me compadezco de los millonarios en bienes que creen que lo tienen todo, porque no saben lo que realmente significa tenerlo todo.
Como dijo Stephen Covey: “Lo más importante es que lo más importante sea lo más importante”, y a veces olvidamos eso.
{David Köemman}©
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