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[¿CÓMO CONOCÍ AL PAPA LEÓN?]

Actualizado: 11 may


Mientras escribo —en este proceso de multitasking de sofá y televisión de fondo— me acompaña Jorge Javier Vázquez. Cuenta una historia de personas ciegas y, de repente, me invade un miedo: estoy a las puertas de una doble operación de vista. Qué mal rollo.

Nunca me ha gustado este presentador, sé que no le conozco —tampoco me ilusiona—. Supongo que, a modo de espejo, algo refleja en mí. Algo muestra de indignidad, prejuicio... acabo de cambiar de canal. En La Sexta discuten sobre trabajo, empleo público, reducción de jornadas y la mierda del mundo real.


Apocalipsis Zombie y otras confesiones

Qué bien estoy encerrado en casa. Por mí, podría llegar una Apocalipsis Zombie y que el mundo se quedara desierto. No lo digo con acritud.

Buf... hoy me decían que escribo demasiado, que para defender tanto el silencio, me expongo demasiado. He perdido a un “amigo”. Otro más a la saca.

Le decía que no escribo para que me lea nadie. Escribo para conocerme. Para iluminarme como un flexo cuando escribes a trasluz y la sombra, y el boli, destapan lo que te impide leerte. Qué pereza tener que escribir para buscar halagos o reconocimiento. Ni críticas, ni mucho menos querer aportar algo al mundo. —Dios me libre—.


49 tacos de escopeta

Suelto esta broma a menudo: mientras me lees, no le estás jodiendo la vida a otros o, mejor aún, a ti mismo/a. En menos de 48 horas cumplo 49 tacos de escopeta. Me resulta extraño pensar que nada de lo que era común sucederá este año. Sin nadie que me ame —ni yo mismo—.Sin tarta de almendra de la pastelería Agulló —que cerró tras más de cien años de historia—. Y si apareciera una tarta, no podría comerla: no tengo estómago ni ganas. Me pongo las gafas que ya no me sirven. Veo menos que Otilio Gotera y Mortadelo juntos. (Nunca supe bien quién era el de las gafas y disfraces... ¿Mortadelo o Filemón?).


Noches con Putin, intestinos y Díazepan

Casi las dos de la madrugada. Dicen algo de Putin. No sé qué huevo le pica a este ruso a estas horas. Ahora lanzan la pregunta al aire: cuántas horas trabaja un autónomo.

Pero la pregunta real debería ser: ¿Cuántos autónomos tiene una hora?

Mis pocos metros de intestino rugen. Arrastran líquidos que me obligan a llevar pañal y correr al baño rezando no caerme, como cada día. Maldita neuropatía heredada de una diabetes que ya no tengo, pero que dejó huella.


Entre tertulianos y Jesucristo

Hablan de León, el nuevo Papa. De mayor quiero ser tertuliano. Me fascina esa gente que lo mismo te habla de Bitcoin y Criptos que de implantes de silicona en las pestañas.

Me acuerdo de aquellos programas donde entrevistaban a escritores, artistas, intelectuales, incluso ventrílocuos que nos hacían reír. De cosas que hoy ya no hacen risa. Que incluso son denunciables. Ahora comprendo por qué los grandes intelectuales de este país se bañaron de comunismo y acabaron embalsamados de derecha.


Robe, el Papa y otros delirios

Roberto, León XIV. Para mí que soy íntimo amigo suyo —Robe, como el de Extremoduro—. Recuerdo la última vez que lo vi, en los Agustinos de Oviedo.

Tomamos choricillos a la sidra, escanciamos buena sidra, nos comimos un cachopo en la calle Gascona. —Es coña—. Aunque conozco a personajes más importantes que el Papa, y no voy vacilando de ello. Me sentiría ridículo.

Si Jesucristo presentara hoy la Biblia, editada por Planeta o Sirio, en el Fnac, iría a que me la dedicara. Imagino su dedicatoria:

“A David Köemman, el hombre que invitaba a horchata a su ego. Gracias por existir, hermano.”—Jesús, edición limitada con tapa blanda y milagros de bolsillo.

Koke, refranes y Chicote

No tengo sueño. Antes de tomar el puto Rivotril o un Diazepán, prefiero hablar conmigo mismo. Un segundo, cambio de canal... Nada. He dudado entre Bob Esponja y La que se avecina. Creo que me quedo con mi amado Nacho Guerreros. Ese sí que es auténtico. Compartimos “Zurracapote” hecho por el Moji y su padre en la “Peña el Hambre” de Calahorra. Ups... dije que no iba a fardar de amigos famosos. Soy un bocachanclas.

Siguen los chubascos. Marcan 10º en la calle. “Cuando mayo agostea, agosto meao se levanta” o algo así era… Menuda refranera tenemos en este país de zambombas en Navidad y panderetas en Nochevieja.


Ilusión, esperanza y paciencia

Este año he perdido la ilusión —de ilusorio, de humo, nada bueno—.La esperanza —de esperar, de a ver qué viene—.Y ha venido a instalarse la paciencia —de paz, silencio y serenidad—. Donde callo más que ayer, pero menos que mañana.Y al final… estoy viendo a Chicote en Pesadilla en la Cocina.


Psicólogos y piel de fumar

Hay quien asegura y reafirma que me ama. No es que ya no me crea nada, sino que veo que aman su papel de salvadora conmigo. Su rol de benevolente, de empática.

Y al final, parezco un púgil. Carne de cañón de psicólogo. Cuánto daño ha hecho esto de las heridas de infancia. Traumas. Epidermis menos curtida por el campo y más parecida al papel de fumar. Me leo... y mira que mi ego tiene un humor extraño. Con razón hay quien dice que soy más raro que un perro verde. Y lo peor es que me veo una bellísima persona.


Encerrado y en paz

Por eso me alegra estar encerrado en este estudio de alquiler bajo, con vecinos prudentes, con cosas que esconder y más que callar. En una calle donde pasan coches... pero no se detienen. Hay quien me dice que pronto estaré bien. Sin preguntarme si quiero estarlo. No respetamos ni el dolor ajeno. Queremos que todo sea como creemos que debe ser. Digo que remuevo, pero no es así. Me remueven aún demasiadas cosas.


Agua limón negro y silencio

Por eso le temo al día que tenga que salir al pueblo. Dar un paseo. Sentarme en la terraza de una heladería con un vaso de agua limón negro o subir a la piscina con mis hijos este verano.


Lo que tengo claro es que: si pretendes, no eres.


Descansa si puedes, después de leer esta mierda que te he soltado.


{David Köemman}©

 
 
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