[ERA SOLO ESPERAR]
- DAVID KÖEMMAN
- 16 dic 2024
- 4 Min. de lectura
La vida, en ocasiones, nos pone en "relentí", la ignorancia nos despierta el asombro y, cuando descubrimos actos de cómo nos hablamos, las veces que con nuestra vehemencia defendemos posturas o posiciones en las cuales no nos permitimos cambiar, o sucesos que llamamos traumáticos, los cuales solo lo son para el ego, ya que le obligan a moverse de zonas que, aunque le queden ya ajustadas, prefiere antes el ahogo conocido que un XXL por conocer.

La mujer de verde me acompaña y yo a ella con la percusión que producen las teclas del iMac al ser aporreadas con ímpetu por mis yemas, que sé que tienen la gracia y buena fama entre quienes me recuerdan. En mi desarrollo de la comunicación no violenta y el planteamiento de ser un buen apóstol y mostrar —que no convencer, Dios me libre— las bondades de tener un "Diario de Gratitud" y sus múltiples beneficios, veo que encontrar ese momento íntimo contigo mismo, cuando la casa está en silencio y escribes en él cómo ha ido el día y, a medida que lo ejercitas, ves que cada vez hay más sucesos y cosas que agradecer, te muestra que estás haciendo las cosas bien.
Hace unos minutos, conversaba vía WhatsApp con un buen amigo. Ya sabéis, esos que, aunque saben que no es el momento, tienen la necesidad de saber de ti, arriesgándose a un desaire o a encontrarte sin ganas, pero están y forman parte de la mejora. Seguro os suena alguno de estos especímenes y, si no conocéis a alguno, es porque sois vosotros. Jajaja.
Bien, este amigo me repasaba mis logros, y sinceramente me ha sorprendido el ver cómo me sigue desde que éramos jovencitos y conoce mi carrera más que yo. Vamos, que la vida hoy, entre tantas cosas, me ha regalado un cronista biográfico. Mi sorpresa no es minúscula, ya que he hecho algo que no sé si lo he practicado alguna vez, que es recordar trabajos y emprendimientos. No suelo echar la vista atrás en lo creativo o productivo. Cuando materializo algún proyecto, no me aferro a él; al ser todo artístico, lo suelto y regalo al mundo, ya sean grafitis, libros, poemas, vídeos, documentales, pinturas, dibujos, cocina. No lo considero mío; pertenece a todos.
La charla con él era debida a que, según su visión, la gente no sabe a qué me dedico y mi puesta en escena es de sorprender —para bien o mal— con diferentes actitudes y dones. No le he dejado terminar, porque este discurso ya me lo conozco y lo he llevado desde crío a mis espaldas como un castigo, y desde que estuve muerto hace 10 años, la vida me mostró que a las respuestas hay que hacerles más preguntas. Lo más importante es saber por qué y no para qué o quién haces las cosas. Una vez tienes localizado ese pozo, hay que sacar agua —si es necesario—, asegurarse de que el agua esté limpia, cómo se va a tratar y su uso. Como dijo Adolfo Suárez en su día: "que tu mano izquierda no sepa lo que hace la otra", y por eso trajo "El Centro" o "UCD" a España. (Ya sé que esa frase no es de Suárez, pero molaría ver a Jesucristo diciendo: "Puedo prometer y promoeto") Jajaja.
Es muy molesto estar encasillado, al igual que vivir en la queja constante —en la cual podemos caer y caemos en ocasiones—. Reconozco que pertenezco a una generación de etiquetas, estudios, meritocracia que solo hizo —y aún coletea— que fustigar a quien no encaja en el estatus. Lo sé, mi vida desde niño ha sido marginal. Sé que este adjetivo suena a insulto, pero lo llevo con orgullo y me veo en él. Sí, porque soy un friki de las palabras y sus sentidos. Para mí, marginal son las almas que van al margen, que jamás se desvían para entrar en conceptos, credos y leyes que no sean en beneficio plural.
No hemos podido llegar a ningún acuerdo. Sé de su visión —la de mi amigo, digo—. Entiendo que, si uno es carpintero, debe publicitarse como tal. En parte lleva razón, que si me pongo un seudónimo, la gente que compra mis libros o ve mis documentales no sabe que soy yo, y esto me alegra bastante, ya que ese "yo" tan vinculado al ego no termina de ser mi mejor amigo, aunque ya nos demos los buenos días cuando nos cruzamos por los pasillos en las mañanas.
Bien, que esto de escribir es una droga dura. Pasaba por delante del teclado y una fuerza intrínseca me ha sentado y rescatado de la mañana del lunes. Voy a seguir viviendo del cuento, que es donde más cómodo se está. ¡Ah! Y el título de este post me parece cierto: cuando las cosas no suceden, no siempre es porque no deben ser, sino porque no es el momento o el lugar. ¡¡SOLO ERA ESPERAR!! La pena es que ya has subido a otro tren...
[PSEUDO_POESÍA II]
Lunes verdes parque de hierba
me visitan tus tréboles
enanitos de mini golf en Benidorm
y esos paseos entre rastros y muñecas
porcelanas remendadas
y pañuelos de raso bordados
Aún se me enredan cabellos tuyos
en cada sueño, en cada amanecer.
David Köemman©