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[MONÓLOGO CLÁSiCO]

Practicando estilos de guiones, hoy: Mónólogo modo americano.


Hoy vengo a hablarles de algo que todos conocemos pero que nunca nos habíamos planteado seriamente: los Reyes Magos. Sí, esos tres tipos que llegaron de Oriente con regalos para el niño Jesús. Ahora, imagínense esto: ¿Y si los Reyes Magos hubieran nacido en Estados Unidos... en la época de Trump?


Primero, los nombres. Melchor, Gaspar y Baltasar suenan demasiado internacionales. Seguro que serían algo más "americano", como Mike, Gary y Bob. Nada de camellos tampoco. No, no. Camellos en pleno desierto de Arizona, con 45 grados a la sombra... ¡Ni hablar! Ellos irían en camionetas Dodge Ram, con banderas americanas ondeando, y una pegatina de "Make America Great Again" en la parte trasera. Porque, claro, la ruta la harían desde Texas hasta Belén, pero pasando por Disneylandia.


Y los regalos, ¡los regalos! Olvídense del oro, el incienso y la mirra. En su lugar, Mike le llevaría un iPhone 15 Pro Max, porque incluso el niño Dios necesita estar conectado. Gary le regalaría un rifle AR-15. Nada raro, porque, en sus palabras, "Nunca es demasiado pronto para protegerse". Y Bob, bueno, Bob le llevaría una cafetera de Starbucks y una suscripción a Netflix. ¡Prioridades, gente!


Imagínenselos llegando a Belén, y María abriendo la puerta. “Hola, venimos de Oriente, pero no se preocupen, tenemos todos nuestros visados en regla. Alguien dijo que había un muro, pero parece que no llegó hasta aquí”. Y María: “¿Un rifle? ¿Qué clase de reyes son ustedes?”. “Señora, esto es América. ¡Es el sueño americano en una caja de metal!”.


Pero bueno, dejemos de hablar de los Reyes Magos por un momento, porque también quiero compartir algo que les puede cambiar la vida. ¿Alguna vez han pensado en tener un diario de gratitud? Sí, ese cuadernito donde escribes todas las cosas buenas que te pasan. Y no, no hablo de grandes cosas como "hoy gané la lotería" o "por fin bajé esos cinco kilos". Hablo de cosas sencillas como "hoy el café estaba justo como me gusta" o "me encontré un billete de cinco euros en el pantalón que no me ponía desde junio”.


Un diario de gratitud es como un detector de metales emocional. Te ayuda a encontrar pequeños tesoros en medio de la arena de la rutina. Les doy un ejemplo: el otro día escribí en mi diario: "Gracias porque hoy no me caí subiendo las escaleras de casa". Y sí, eso es algo digno de celebrar, porque con mi nivel de torpeza, eso cuenta como deporte extremo.

O también está ese momento en el que tu perro te mira como si fueras la mejor persona del mundo, aunque cinco minutos antes se comió tu calcetín favorito. Eso es amor incondicional. ¡Agradecido estoy por eso!


Ahora, ¿por qué escribir estas cosas? Porque, cuando la vida te da limones, no siempre puedes hacer limonada. A veces sólo te queda ponerlos en una ensalada o tirárselos a alguien que te está fastidiando. Pero un diario de gratitud te ayuda a recordar que incluso en los peores días hay algo bueno.


De hecho, imagínense a los Reyes Magos americanos escribiendo su diario:


  • Mike: "Hoy encontré una gasolinera con hot dogs por 1 dólar. Un milagro en el desierto."

  • Gary: "Gracias porque no nos multaron por exceso de velocidad cuando corríamos hacia Belén."

  • Bob: "Hoy descubrí que el niño Jesús también ama el café de vainilla. Me siento comprendido."


Así que, amigos, antes de dormir, tomen cinco minutos para escribir tres cosas por las que están agradecidos. Si los Reyes Magos pueden hacerlo, ¡ustedes también! Y quién sabe, tal vez un día escribirán: "Gracias porque un cuentista me hizo sonreír esta noche".


{David Köemman}©


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