[CAER DE CANTO o LAS 3 CARAS DE LA MONEDA]
- DAVID KÖEMMAN
- 30 abr
- 2 Min. de lectura
LAS 3 CARAS DE LA MONEDA (Porque el canto también cuenta)
Siempre nos han hablado de dos caras: cara o cruz, blanco o negro, éxito o fracaso, mamá o papá. Pero nadie —casi nadie— nos habla del canto. Esa tercera vía delgada, olvidada, invisible. Esa donde no todo está dicho, donde las certezas se tambalean, donde uno se queda pensando.
¿Y si la clave del dilema no estuviera en la moneda, sino en el suelo? Sí, has leído bien: el suelo.
Porque si en vez de asfalto, hormigón o cerámica, ese suelo fuese de arena, de barro o de plastilina... la moneda podría quedarse de canto. Sostenerse. No caer del todo hacia ninguna parte.Y eso abriría una grieta —casi cuántica— en los dilemas que nos aplastan.
¿Y si no tuvieras que elegir entre blanco o negro, sino quedarte un rato en la penumbra?
¿Y si no tuvieras que querer más a papá o a mamá, sino permitirte quererlos diferente?
¿Y si hay hijos de padres divorciados que quieren más al nuevo novio de su madre que al padre que mendiga migajas de afecto entre llamadas perdidas y cumpleaños olvidados?
¿Y si está más cerca de la felicidad un panadero horneando magdalenas de pueblo, panes de candeal y focaccias con romero... que el millonario que presume en la revista Forbes de su tercera mansión en Bali?
¿Y si el verdadero éxito es dejar de compararte?
"Es más rico quien menos necesita", decía San Francisco de Asís.
¿Y si no era una frase bonita para tazas, sino una bomba de relojería para la ansiedad moderna?
¿Y si la noche oscura del alma, esa de la que hablaba San Juan, estuviera hoy iluminada por luces de neón de procedencia dudosa?
¿Y si hemos confundido iluminación con visibilidad, espiritualidad con marketing, despertar con producir contenido?
¿Y si un apagón general encendiera nuestros miedos más íntimos?
¿Y si sin luz descubriéramos que no sabemos ni estar con nosotros mismos?
¿Y si el canto no fuera un accidente sino una elección?¿Y si vivir de canto fuera una forma de arte, de humildad, de rendición?
La moneda no decide. El suelo condiciona. Y tú... eliges si quieres caer o sostenerte, aunque tiemble todo. (Porque el canto también cuenta)
{David Köemman}©